Nacer antes de tiempo implica ciertos riesgos. La falta de maduración hace que el bebé no esté preparado para sobrevivir en un nuevo entorno, por ello los niños prematuros corren el riesgo de sufrir trastornos graves, como parálisis cerebral o retrasos en el desarrollo psicomotor. La atención temprana, y en especial el ‘método canguro’, puede ayudar a reducir las secuelas.
Entre las técnicas empleadas para favorecer la maduración física y psicológica del bebé se encuentra el denominado ‘método canguro’. Basado en los marsupiales, cuyas crías terminan su gestación dentro de la bolsa materna, este método fue desarrollado en Colombia en la década de los 70, donde a falta de incubadoras se recurrió a las propias madres para tratar a los niños prematuros.
Función de incubadora
“En cierto sentido la madre cumple la misma función que la incubadora, ya que el contacto físico con el cuerpo de la madre proporciona al bebé el mismo calor y regulación térmica que la máquina”, señala Leticia Rubio, psicopedagoga y miembro del equipo de investigación de la Fundación Síndrome de Down.
De esta manera, tocar, susurrar o tener al bebé en el regazo puede convertirse en la manera más eficaz de estimular sus sentidos y su coordinación motora. Además, este contacto fortalece el vínculo materno-filial y el desarrollo emocional de los bebés. Pero tal vez el resultado más sorprendente sea la ganancia de peso. “Los niños prematuros a los que se les aplica el método canguro pueden recuperar entre un 15 y un 30 por ciento más de peso que los que sólo permanecen en la incubadora”, indica Rubio.
A pesar de los beneficios demostrados por este método, son pocos los centros que cuentan con unidades especializadas para la estimulación temprana de los prematuros. “Una vez que el bebé abandona el centro hospitalario el seguimiento psicopedagógico y la estimulación son menores. La atención se centra en los que presentan secuelas graves y no se atienden las necesidades de otros que, aunque están aparentemente bien, con el tiempo pueden presentar trastornos”.
Problemas en la infancia
Durante la infancia, los niños prematuros pueden desarrollar problemas cognitivos, trastornos que afectan a la atención o retraso en la adquisición del habla y del lenguaje. Además, diversos estudios relacionan la prematuridad con el bajo rendimiento escolar.
El seguimiento de los niños prematuros debe realizarse al menos hasta los seis años, aunque los especialistas recomiendan prolongarlo hasta los doce. Sin embargo, cumplir este objetivo no es del todo fácil en los centros públicos, que se encuentran saturados. Para garantizar el seguimiento y la estimulación continuada muchos padres recurren a servicios privados que desarrollan programas específicos de atención temprana.
No obstante, Rubio prevé que el aumento de los partos prematuros, especialmente entre madres adolescentes y mujeres mayores de 36 años, motivará la aparición de nuevos centros que puedan atender la gran demanda de atención para niños prematuros.
FUENTE: cuidateplus